En nuestro tiempo, los mitos, los irracionalismos y las creencias han cobrado fuerza ya que no sólo dominan la cultura contemporánea sino también la política, la moral e incluso los límites de la ciencia. Todas estas creencias han arrasado como un incendio que modifica nuestro comportamiento frente a unas interacciones, que o bien cedemos ante ellas o bien reaccionamos de formas diversas y a menudo inverosímiles.
En este punto creo que la sostenibilidad ha sufrido esta misma transformación. En ciertos ámbitos se ha convertido en un mito(relato transmitido de generación en generación que explica ciertos fenómenos o acontecimientos sin un conocimiento racional por parte del que los explica).
Que se haya modificado este concepto mucho o poco depende de la visión y de la interpretación del emisor. Y lo peor (o mejor, el tiempo dirá) es que hay muchas “sostenibilidades”. No sólo hay una sostenibilidad social, una económica y otra ambiental. Cada uno de nosotros la entiende de formas diversas, con más o menos matices y sobre todo la transmite a su manera. De este modo, las dudas que me surgen son muchas. Por ejemplo ¿todas ellas interactúan entre sí? ¿Hemos de priorizar unas sobre otras? ¿Están unas ligadas con las otras?¿Es licito que por valorar más a una se minusvalore a otra? ¿Es eso justo?…
No hay respuestas fáciles porque las preguntas tampoco lo son.
En los medios de comunicación, en las escuelas, las universidades, empresas, conferencias, coloquios, grupos de trabajo se utiliza la palabra sostenibilidad como un elemento distintivo, casi gremial. Expresiones como “la producción de pollos de esta granja es muy sostenible”, o “llevo un estilo de vida más sostenible que hace 2 años”, “en la clase de mi hij@ hay un taller sobre sostenibilidad”, “la empresa XYZ tiene unos estándares de calidad basados en la sostenibilidad”… son cada vez más usuales. Y lo peor de todo es que creo que poca gente sepa que hay más allá de resolver la ecuación:
Sostenibilidad = reciclar + reducir + reutilizar + recuperar.
Yo (mi familia) no renegamos de esta fórmula, es más, apostamos y dedicamos tiempo y recursos a seguir estos criterios, pero casi por inercia (que repito, no está mal). Pero, ¿es suficiente? ¿soy sostenible si sigo estos preceptos?, ¿y eso es suficiente? ¿O por el contrario hay que trazar un plan para dejar a un lado la sostenibilidad y hablar más de viabilidad?
En este punto cabe decir que en los últimos años (no sabría cuantificarlos) la razón se ha mostrado como el elemento más valioso que tenemos pero a veces lo dejamos de lado en pro de la intuición, emociones o sentimientos (los resumiré como psicologismos, sin ánimo de agravio) pero con poca base científica.
Estos estados del hombre (entendido como ser humano, indiferente de hombre o mujer, no se me malinterprete) nos llegan diseñados y muy bien elaborados para que la gente los asuma sin ningún tipo de reflexión crítica haciéndoselos suyos como si fueran resultado de un proceso personal o colectivo de horas y horas de estudio.
Este pensamiento pre-elaborado, pre-digerido y transformado en un producto light(no vaya a ser que nos cansemos mucho en reflexionar) nos lo hemos apropiado todos alguna vez (yo el primero) y quien lo niegue, miente. Forma parte de la esencia del ser humano.
También es cierto que no podemos destinar horas (por pocas que sean) a analizar desde una metodología crítica cada asunto que nos llegue a las manos. No sería viable porque nuestro sistema de vida (en general) nos deja pocas horas libres, pero un pensamiento colectivo quizás sí pueda realizar parte de esta función para discriminar que hay de cierto y que no sobre aspectos tan fundamentales como lo son la sostenibilidad (o viabilidad) ambiental, social o económica.
Éste sería un trabajo complejo porque hay que exigir claridad en la definición de la(s) pregunta(s), determinar el método o sistema de trabajo, definir como se gestiona la información, cómo se muestran los resultados y cómo se transmiten las conclusiones para no caer en respuestas simples (que no sencillas) como las que se nos ofrecen actualmente (en la mayoría de los casos). La gente lee poco y a menudo mal (yo justo hace poco que he aprendido a leer).
Creo que la realidad debe ser analizada y expuesta de forma crítica. Es decir, debemos exigir no sólo conocimiento sino pensamiento que no nos lleve a ideologías. Debemos buscar la Razón Crítica basada en conocimiento, experiencia, análisis de datos y pasarlo por un Sistema Dialéctico entre las diversas Tesis y Antítesis para quedarnos con una compresión más exacta llamada Síntesis. Sólo confrontando (ir a la contra como sistema de comparación entre dos modelos) y siendo críticospodremos llegar a conclusiones sobre si hablamos de sostenibilidad o viabilidad. Para ello pienso que quizás una opción a considerar sería trabajar desde una plataforma o sistema de pensamiento anclado en 3 puntos:
- La CRÍTICA (del griego crinem cribar/separar) aplicando un conjunto de estructuras lógicas basadas en operaciones de clasificación, discriminación, análisis y comparación contrastada).
- La DIALÉCTICA (del griego dialektikḗ técnica de conversación o argumentación) desarrollando un discurso (tesis) que se contrapone a sus contradicciones (opuesto o antítesis). De esta confrontación surge una resolución o comprensión más profunda al conflicto llamada Síntesis.
- El RACIONALISMO CIENTÍFICO (sistema de pensamiento basado en la importancia de la razón en la adquisición de conocimiento frente al empirismo). Sólo con un una base científica que elimine subjetivismos será posible llegar a conclusiones verosímiles para ser utilizadas y contrastarlas con las diversas tesis que surjan.
Es así como llego a la conclusión que quizás una posible solución sea trabajar des de una crítica a la sostenibilidad, confrontar, ir en contra de la sostenibilidad para entender si la comprendemos y si es necesario revisarla y quizás hablar más de viabilidad del planeta y como especie y no tanto de sostenibilidad (palabro que nadie sabe qué significa).
imagen gentileza de Creative commons
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